Juanita y el globo 2


Lectura recomendada: Juanita y el globo

Juanita creció, se hizo señorita, pasó su adolescencia y se convirtió en mujer.
Juanita de a poquito fue inflando su propio globo, el globo de las ilusiones, del amor, del príncipe azul, de las historias de novelas y final feliz. Fue inflándolo con condiciones, requisitos y deberes.
Juanita conoció a un Juancito, que le caía muy simpático y parecía ir reuniendo todas las condiciones que había en el globo. Avanzaban los días y Juanita veía que era posible vivir su vida según el globo que había llenado. El tiempo siguió pasando y junto al tiempo la vida, la vida que trae problemas, circunstancias, golpes y raspones. Los trajo tanto para Juanita como para Juancito. Y los hizo apoyarse uno al otro para poder superarlos, los hizo aprender y crecer.
De repente, un día, Juanita empieza a ver que su vida estaba siendo distinta a lo que había planteado en su globito, o que lo que había puesto en el globo ya no le cerraba tanto. Ella no sabe si lo que quiere es cambiar el globito o hacer que su vida siga encajando en lo que imaginó debía ser.
Mientras Juanita estaba confundida, a Juancito la vida le pasaba por encima. Juancito la pasaba mal, pero la seguía peleando. Juancito veía que Juanita estaba confundida, de vez en cuando trataba de confirmar si su compañera tenía algo claro. Ella le decía que sí, y él mas o menos se convencía. Porque era mas fácil creer que sí que ponerse a replantear todo.
Finalmente, Juanita se enfrenta a la realidad y admite que el globo que había llenado en tantos años, ya no se parecía nada a su vida. En parte Juancito ya no cumplía con eso, y tampoco estaba segura si es lo que ella quería. Sin embargo, no estaba dispuesta a soltar el globo. Eran bases mucho mas profundas las que había que replantearse para tomar la decisión de abrir esa mano y dejarlo ir.
Juancito, harto de la situación, tomó el globo con sus dos manos, con los dedos mugrientos del barro en el que había estado metido el último tiempo, lo destrozó con furia.
Con los ojos llenos de lágrimas y fuego en la mirada, se sentó delante de Juanita y le dijo: “Yo no soy el príncipe azul, ni un honorable caballero. Estoy repleto de errores, no soy perfecto, no soy muy romántico, no tengo toda la paciencia del mundo, ni la virtud de la palabra, ni tantas otras cosas que te gustarían. Intento hacer lo mejor que puedo con lo que me tocó. Lo único que tengo genuino e infinito es todo mi amor para darte. Pero lo mas importante es que es REAL. Con errores, desaciertos, llegadas tarde, olvidos y malentendidos. Es amor de verdad y no se consigue en el mercado. Yo estoy dispuesto a entregarme entero y darte todo lo que tengo. La vida es esto, no hay mas, no pretendo que te conformes, pero tampoco puedo ser el de tus ilusiones.“

Juanita no supo qué responder, se puso muy triste y decidió alejarse de Juancito. Aún no sabe si extraña su globo, o lo extraña a él, o si extraña tener claro lo que quiere.

Comentarios

Más para leer

Chupate esa mandarina

Perderse y encontrarse.

Seamos libres, lo demás no importa nada.