Entradas

Mostrando entradas de 2016

Decidido

El 2016 me agarró en pelotas. Se siente cierta desprotección. Tenés dos opciones: podés esconderte para que nadie te vea (incluso vos mismo), o podés aceptar que estás al desnudo y mostrarte tal cual sos. Lo bueno de la falta es que agudiza la búsqueda. Arranqué por afuera y no encontré nada. Cuando me cansé, se me dió por mirar adentro. De tanto rasquetear el fondo de la olla, entendí que todavía me quedaba algo, una decisión. Esa no me la pudo sacar nadie. VOY A LEVANTARME. Pasaron trescientos y pico de días, creo que nunca estuve tan alto. Levantar: 1.  Mover   hacia   arriba   algo . 2.  Poner   algo   en   lugar   más   alto   que   el   que   tenía . 3.  Poner   derecha   o   en   posición   vertical   la   persona   o   cosa   que   esté   inclinada ,  tendida. 4.  Separar   algo   de   otra   cosa   sobre   la   cual   descansa   o   a   la   que   está   adherida . 5.  Dirigir   hacia   arriba   algo ,  especialmente   los   ojos   o   la   mirada . 6.  Recoger

Gigantes de 2 años.

Los niños, al momento que aprenden a caminar, adquieren una capacidad que van perdiendo con el tiempo. A fuerza de golpes, gritos, retos, amenazas y la repetición de la palabra NO. Los niños tienen la capacidad de aumentar su tamaño en relación al ambiente que los rodea. El problema es que la ecuación es inversamente proporcional. Ambiente mas chico = niño mas grande. Así es como los infantes se convierten en torpes gigantes dentro de un departamento donde no pueden hacer otra cosa que generar caos a su alrededor. Como una película de King Kong, los pequeños desproporcionados arrasan con todo lo que está a su alcance. Los mayores, con pánico, hacen lo que pueden para contener lo incontenible. En cambio, al aire libre, los niños se vuelven diminutos. Pequeños exploradores, cuidadosos y atentos. Con los años, el don se controla, hasta dejarnos quietos, sentados en el sofá, frente a la TV. Inertes. Ya sin ganas de ir afuera.

Me sobra todo.

Imagen
Sentado en mi balcón veo los autos pasar. Se dirigen a ese lugar q ellos conocen y yo no. Veo el paisaje de la ciudad, las ventanitas de colores, iluminadas. Tienen su encanto de noche. Las paredes oscuras se pierden con el cielo. Las lucecitas parecen estrellas que están cerquita. La música en mi balcón. La cerveza, magnífica, ensalsa todo a mi alrededor. En el hornillo puse una combinación de 33 aceites esenciales. La alquimia hace su magia. Soy feliz. En chancletas, buzo, butaca de plástico... Me sobra todo, no necesito mas nada.

Sí, te lo dije, ya está.

Imagen
El indio es un tipo raro, fue y vino varias veces del loquero. Una vez me dijo: "Sabés lo que pasa cuando te tragás una bomba? explota, BOOM! ... y te revienta por dentro." Me dejó pensando el indio. Yo soy un gran tragador de bombas. Porque en vez de reaccionar, pienso en cómo debo reaccionar. Entonces, la bomba que yo mismo armé para tirar, me la trago. Todita, sin masticar. Y explotan las bombas, obvio que explotan. Algunas son químicas, solo te dan acidez. Pero otras son de las clásicas, te vuelan un apéndice, una rodilla, un pedazo de la boca. ¿Cuántas veces he contenido mis reacciones? ¿Cuánta gente salió sin escuchar lo que tenía para decir? Voy a hacer un acto de reivindicación personal. Así como el que se va de una fiesta y hace un "saludo general". A todos aquellos que alguna vez me jodieron y no pude reaccionar como quería, lo sepan o no, acá les va una "puteada general". Váyanse a la puta madre que los parió! por egoístas, incapaces,

El viejo Placer

Imagen
El viejo Placer vuelve de trabajar la tierra. Se lava un poco. Llena la palangana con agua y sal. Se sienta, en patas, en el reparito de la casa. Con un calentador al lado, mantiene la pava a la temperatura justa y se toma los mates mas ricos que existen. Algo grandioso está a punto de suceder, él lo sabe. Siempre lo supo, porque desde chico sueña con el día en que pueda contemplar todos los atardeceres. Ahora le toca soñar despierto. Hay unos minutos al día que son perfectos. Incluso, a veces, es un instante. Entra como un flechazo al corazón. Provoca emoción. Ahí el viejo se abstrae. No piensa en nada. Tiene la mente en blanco y todos los sentidos se llenan y rebalsan de regocijo. Cuando el sol se viene abajo, el viejo se toma unos segundos para elevarse, contemplar la grandeza de lo que lo rodea, sentirse vivo. Esos minutos, poquitos, el sol se deja ver. El viejo puede mirarlo a los ojos sin que lo ciegue. A veces, el sol se esconde un instante atrás de una arboleda. Como un niño

Contradicciones

Imagen
Soy un hombre sensible al que le cuesta mucho llorar. Soy el que se anima a escribir aunque a veces no puede decir. Soy el que se encerró cuando había que abrirse. El que se guardó y entendió que es mejor afuera. Soy el que quiere esconder lo que muestra. Soy el corajudo que enfrenta sus miedos. El miedoso que logra salir adelante. Soy el que adora al sol y disfruta la noche. Soy el porteño al que le gusta el campo. El cóndor andino y también la rata de puerto. El galán rechazado, el rompe corazones de corazón roto. El que se rompió en pedacitos para hacerse mas fuerte. El grano de arena suelto en el universo, capaz de convertirse en desierto, bosque o río. Soy el ansioso que aprende a esperar. Soy el que no fue y querían que sea. Soy 'el que puedo' mucho mas que 'el que quiero'. Soy amigo, hermano mayor y menor, hijo, guacho, tío, padrino, cuñado, novio, ex. Soy el carismático distante. El inseguro que se expresa con seguridad. El que se esfuerza por r

El que soy con Ernesto.

Imagen
Culminado el esfuerzo, consecuencia del trabajo, el cansancio ganó la partida.  Fusible del cuerpo y de la mente. Avisa que es tiempo de reposar, cargar energías, liberar la mente, descomprimir la autoexigencia. La amistad me la dio la vida. Nos hicimos el rato y la dejamos andar... al alma. Que es la mas sabia de las ideas. Cuando se le da espacio se agranda. Por lo general no vuelve a achicarse. Por eso los que se dan el tiempo son tan grandes. Entonces aparece. Sin invitación, porque no la necesita. Yo le dije: "Tomate 15 minutos para vos y después vamos". Pero esos minutos eran para mi. Él lo sabía. Siempre sabe Ernesto. Pero me deja, o me acompaña, o lo aprovecha. Nos hace bien. Somos así. Disparamos directo al corazón. No herimos. Limpiamos. Porque intentamos eliminar todo lo que anda molestando. Con coraje. Porque los monstruos que imaginamos son enormes. Cuando decimos, nos escuchamos. A uno mismo y al otro. Cuando le respondemos, pensamos y nos conectamos. Así a

Brindo por la vida.

Imagen
Hoy es un día especial, una celebración a la vida. Es el día que alabamos los vínculos. El momento del año que festejamos con quienes elegimos. Hoy todo es verdad. Se dice que los amigos son los que están en las buenas y en las malas. Llega cierta edad en la que indefectiblemente nos toca pasar por alguna situación difícil. Ahí uno puede ver a los verdaderos amigos. Yo tengo la dicha de tener muchos, que los festejos de este día me lleven a varios encuentros e incluso haya algunos que ni siquiera pueda verlos. Hace unos meses describí algo que creo aplica para cualquier grupo de amigos: "...Pensaba en todo lo que me pasó este año. Lo bueno y lo malo. Y en lo que nos pasó a todos nosotros.  En un recuento rápido, hubo cosas muuy fuertes. Pero lo mismo de las buenas que de las malas. A algunos nos tocaron mas malas, a otros mas buenas, a otros un poco de todo. Pensaba que la vida es así. No hay que pelear con ella, hay que aceptarla y hacer lo mejor que podamos por ser felice

Morralito

Imagen
Luis tiene un accesorio que lo identifica. Los amigos, la gente del barrio, en su trabajo, todos reconocen algo que lo distingue. Luis anda siempre con un morral. Este accesorio se ha convertido en variedad de sobrenombres, pero el mas repetido es -morralito-. Los que lo llaman de esa forma lo hacen con cariño y a Luis no le molesta que lo apoden así. El morral de Luis es bastante ordinario, es de un cuero sintético de baja calidad, y a Luis le gustaría reemplazarlo por uno mejor. Pero él se ha encariñado con el accesorio, hace mucho que están juntos, lo ha acompañado en viajes, días de trabajo, noches de juerga, aventuras y penurias. Luis es cuidadoso y sabe mantener en buen estado aquello que para él merece la pena. Su morral sufre el paso del tiempo de manera envidiable, y la verdad es que no tiene motivos para reemplazarlo. Luis siempre dice que su morral tiene un tamaño exacto. Nadie sabe exacto para qué. Pero si uno le pide que se explaye puede dar muchos detalles. Sólo por nomb

Su propio Frankenstein.

Imagen
Un hombre pasa por una situación difícil. Luego pasa por otra, por otra, y por otra. Hasta que se rompe. Decide reconstruirse, cada vez que vuelve a unir una pieza, se pregunta: Qué ha pasado con esto? Qué hice bien? y en qué me he equivocado para que este pedazo se rompa? Estoy dispuesto a volver a colocarlo así? debo repararlo? debo cambiarlo? El hombre se siente su propio Frankenstein, es él mismo el que está armando ese ser, al que está a punto de darle vida. Paradoja, ya está vivo. Pero no viviendo, sino sobreviviendo. O al revés, no lo tiene claro. El coraje le ha permitido decidir reconstruirse, pero es puesto a prueba por el miedo cada vez que decide colocar una pieza. El hombre se toma su tiempo, recorre las partes minusiosamente. Sus huesos, sus órganos, sus músculos, su psiquis, su mente, su corazón. Y prueba, cuando pone una pieza, cómo funciona con el conjunto. En ocasiones hay que volver a ajustar. A veces se confunde, porque la pieza de la cabeza le hace doler los hues

Cachetazo.

El cachetazo le resonó en todo el cuerpo. Fue uno de esos bien dados. Ella lo sacó desde atrás de la nuca. La mano hizo un semicírculo de 180° y lo impactó en el pómulo de lleno con la palma. No fue el latigazo de los dedos en la cara lo que más le dolió. Sino que tuvieran que darle un golpe. O peor aún, el motivo del golpe. No fue por propasarse, ni ofenderla, ni insultarla. Todo lo contrario, fue una abofetada por no hacer nada. Por estar inerte, como una planta o un lindo adorno. Como si alcanzara con cumplir. Fue un cachetazo para que reaccione. Lo que le dolió, es ver en lo que se había convertido en el último tiempo.  Como en las grandes peleas de box, a veces, quien recibe el peor golpe, incluso si pierde la pelea, si demuestra que dio el máximo, se dice que ganó la velada.  Así Roberto se comió el cachetazo de su vida. Un tiempo después, se dio cuenta que perdió esa pelea, pero ganó la velada. Que tiene pasta de campeón de la vida.

Perderse y encontrarse.

En este viaje me hice un amigo. Lo conocí en el aeropuerto, viajaba solo. Sin darme cuenta empecé a cruzarme todo el tiempo con aquel muchacho. Llegué a conocerlo. Soñador, sensible, salpicado con angustia, divertido, charlatán, inocente, curioso, agradable, nervioso, ansioso, desconfiado, responsable, amiguero, compañero, remolón, feligrés del amor y la familia. Valiente para muchas cosas, muy cagón para otras. Tipo raro, cuesta entrarle. Pero cuando lo conocés te das cuenta que es un dulce de leche. Después de unos cuantos días me confesó que se había perdido. Por eso andaba tan lejos de casa. Ahí empezamos a coincidir, porque yo le conté que a mi me mandaron a buscar a alguien que andaba perdido. No me dieron muchas especificaciones. Sólo me dijeron que confíe en mi. Que iba a encontrarlo si hacía eso. Y acá estamos, yo conmigo. Aprovechando hasta el último minuto del viaje en el que salí a buscarme y me encontré. Por suerte me encontré.

El bunker de la profesora Angustia.

Imagen
La Angustia está en el subsuelo. De vez en cuando te manda llamar, te obliga a acompañarla un rato. Tiene mala fama la Angustia, porque habita en un lugar sin luz, ni ventanas, ni aire fresco. Un lugar donde no hay mucho para ver. No hay distracciones. Sin embargo, me di cuenta que ese lugar tan espantoso, es un aula. La Angustia, como toda maestra exigente, es temida y odiada por sus alumnos. Pero con el tiempo nos damos cuenta que es una profesional con gran dedicación, que te obliga a visitarla en el momento que lo necesitás. Su aula brinda las condiciones necesarias para ayudarte a reflexionar. Para que no te distraigas. Para que puedas aprender. En definitiva, para que puedas crecer. Una vez aprendida la lección, nos deja volver al suelo. Ese lugar donde, de vez en cuando, la vida puede pisotearnos. Cuando eso pasa, volvemos al bunker con la respetada profesora Angustia. Un poco para aprender. Un poco para protegernos.

Lo que viene

Los besos y abrazos que tanta falta me hacían, llegaron todos juntos, como avalancha, justo cuando pensé que los había perdido. Si de algo estoy feliz, es de haber crecido, entender que había que abrirse para recibirlos hasta embriagarse. Aprender que había que darlos para que se multipliquen. Estaban en todos lados y todos eran para mí. La familia, los amigos, los niños, los compañeros, los conocidos, las apasionadas... Todo lo que necesitaba, en cantidad y calidad. En gestos, en charlas, a la distancia, en la intimidad, en público, en privado, estando solo, estando todos juntos, en días especiales y en cualquier momento. Sabina me dijo: "Lo atroz de la pasión es cuando pasa, cuando, al punto final de los finales, no le siguen dos puntos suspensivos." Me encantaría poder poner puntos finales. Final a lo malo y dejar sin puntos ni comas lo bueno. Pero eso todavía no lo logro. Me da culpa encontrar algunas muestras de felicidad, donde hasta ahora había sufrimiento, como si

Camuflados

Imagen
Dicen que en el Parque Las Heras, los árboles pueden ver. Yo me empecé a preguntar por qué. Cómo es que podían ver? No lo entendía y me puse a averiguar. Me encontré con que hay algunos vecinos, los mas sensibles, que en general tienen la capacidad de entender mas allá de lo evidente; ellos me dijeron que los árboles pueden ver porque tienen lo necesario para poder hacerlo. Sólo eso. Al principio no entendía qué me quisieron decir. Entonces me puse a pensar que quizás no había mucho que deducir y simplemente seguir el significado lineal de lo que me estaban diciendo. Si los árboles tenían lo necesario para poder ver, entonces debían tener ojos. Volví al parque buscando ojos en los árboles. Cuando me puse a buscarlos los encontré. Resulta que en el Parque las Heras, a algunos árboles, cuando se les caen las ramas, en ese lugar, les nace un ojo. Los hay de todas las formas, todos los tamaños y todas las expresiones. Hay ojos redondos, rasgados, felinos, grandes, chicos. Ubicados muy alt

Juanita y el globo 2

Lectura recomendada: Juanita y el globo Juanita creció, se hizo señorita, pasó su adolescencia y se convirtió en mujer. Juanita de a poquito fue inflando su propio globo, el globo de las ilusiones, del amor, del príncipe azul, de las historias de novelas y final feliz. Fue inflándolo con condiciones, requisitos y deberes. Juanita conoció a un Juancito, que le caía muy simpático y parecía ir reuniendo todas las condiciones que había en el globo. Avanzaban los días y Juanita veía que era posible vivir su vida según el globo que había llenado. El tiempo siguió pasando y junto al tiempo la vida, la vida que trae problemas, circunstancias, golpes y raspones. Los trajo tanto para Juanita como para Juancito. Y los hizo apoyarse uno al otro para poder superarlos, los hizo aprender y crecer. De repente, un día, Juanita empieza a ver que su vida estaba siendo distinta a lo que había planteado en su globito, o que lo que había puesto en el globo ya no le cerraba tanto. Ella no sabe si

Sazonadores de vida.

-- Me contaron una vez, que los hombres de tes oscura son huecos.Están vacíos. En realidad no están vacíos, sino que están llenos de música. Por eso es que son los mejores. Los negros no tocan los instrumentos, ellos resuenan juntos. -- Entonces apareció Gabo, que casi es parte del lugar. En cinco minutos acomodó el fuego y al ratito nomás comenzó a hablar. A contar historias y divertirnos a todos. De la cena a la sobremesa, que se estiró tanto como las anécdotas, los detalles, los datos, los recuerdos. La magia de los narradores siempre me sorprende. Cuando me quiero dar cuenta, ya estoy encantado, entregado a sus relatos, deseando que no terminen. Los contadores de historias son sazonadores de vida. Relatan vivencias de otros, que ni esos mismos pudieron vivir tan lindas.