Camuflados

Dicen que en el Parque Las Heras, los árboles pueden ver. Yo me empecé a preguntar por qué. Cómo es que podían ver? No lo entendía y me puse a averiguar. Me encontré con que hay algunos vecinos, los mas sensibles, que en general tienen la capacidad de entender mas allá de lo evidente; ellos me dijeron que los árboles pueden ver porque tienen lo necesario para poder hacerlo. Sólo eso. Al principio no entendía qué me quisieron decir. Entonces me puse a pensar que quizás no había mucho que deducir y simplemente seguir el significado lineal de lo que me estaban diciendo. Si los árboles tenían lo necesario para poder ver, entonces debían tener ojos.
Volví al parque buscando ojos en los árboles. Cuando me puse a buscarlos los encontré. Resulta que en el Parque las Heras, a algunos árboles, cuando se les caen las ramas, en ese lugar, les nace un ojo. Los hay de todas las formas, todos los tamaños y todas las expresiones. Hay ojos redondos, rasgados, felinos, grandes, chicos. Ubicados muy alto, otros muy bajos, mirando hacia arriba, mirando de frente. Hay ojos fisgones, hay ojos tímidos, hay ojos de mirada penetrante, hay ojos que piden y hay ojos que lloran.
Tenían razón los vecinos del barrio de Recoleta, en el Parque las Heras los árboles ven. Ven todo el tiempo, ven con la paciencia que sólo tienen los árboles. Ven todo lo que pasa y no dicen nada. Porque tienen ojos, pero todavía no tienen boca.

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