Lo que viene

Los besos y abrazos que tanta falta me hacían, llegaron todos juntos, como avalancha, justo cuando pensé que los había perdido.
Si de algo estoy feliz, es de haber crecido, entender que había que abrirse para recibirlos hasta embriagarse. Aprender que había que darlos para que se multipliquen. Estaban en todos lados y todos eran para mí. La familia, los amigos, los niños, los compañeros, los conocidos, las apasionadas... Todo lo que necesitaba, en cantidad y calidad. En gestos, en charlas, a la distancia, en la intimidad, en público, en privado, estando solo, estando todos juntos, en días especiales y en cualquier momento.
Sabina me dijo: "Lo atroz de la pasión es cuando pasa, cuando, al punto final de los finales, no le siguen dos puntos suspensivos."
Me encantaría poder poner puntos finales. Final a lo malo y dejar sin puntos ni comas lo bueno. Pero eso todavía no lo logro. Me da culpa encontrar algunas muestras de felicidad, donde hasta ahora había sufrimiento, como si lo terrible de un duelo, no alcanzara con sufrirlo sólo una vez.
La frustración, puede ser un motor que genera cambios y transformaciones, pero también puede ser un ancla, algo que nos deja atados al fondo y no nos permite seguir.
Deseo poder cortar esa cadena, dejar el ancla en el fondo, que quede le huella, para verla si alguna vez me toca pasar de nuevo por ahí. Poder reconocer que ya conozco de esas miserias. Entender que decidí dejarla en el fondo, para navegar a donde me lleve lo que viene.

Comentarios

Más para leer

Chupate esa mandarina

Perderse y encontrarse.

Seamos libres, lo demás no importa nada.