Juanita y el globo.

Juancito y Juanita eran amiguitos. Un día, en el jardín, vino un payaso y les regaló globos voladores. Esos que si los soltás se van al cielo. El payaso les repartió uno a cada niño en el jardín. Pero le faltó un globo, entonces, cuando le quedaba el último, llamó a Juancito y Juanita y les dijo: "Ustedes han tenido suerte. Son dos para cuidar del globo, van a tener un compañero para divertirse con él; cuando uno no tenga ganas de jugar con el globo, lo puede usar el otro; cuando uno esté cansado, lo puede sostener el otro; verán que el globo va a durar todo el tiempo que ustedes se lo propongan."
Juancito y Juanita estaban muy entusiasmados con su globo y se prometieron cuidarlo para siempre. Afianzaron su relación, empezaron a compartir otras cosas además del globo, las galletitas en el recreo, los paseos por la plaza a la tarde, hasta sus familias se hicieron amigas.
Un día, Juanita se dió cuenta que casi siempre era ella la que llevaba el globo, incluso, cuando no tenía ganas de jugar con el globo, era ella la que debía sostenerlo. Juanita empezó a disgustarse con Juancito y empezó a sentir que ya no quería tener un globo.
Juancito creía que Juanita era feliz sosteniendo el globo, por eso la dejaba que lo lleve todo el tiempo, e intentaba ayudarle en todo lo que podía para que ella no se canse.
Esta situación empezó a traer problemas entre ellos, Juanita ya no quería compartir las galletitas, ni los paseos y Juancito no quería dejar de ayudarla. Entonces Juanita pensaba que Juancito era insoportable, porque encima que ella cargaba el globo sola, no lograba deshacerse de él.
Juanita empezó a enojarse con Juancito y reclamarle que no colaboraba. Juancito no entendía por qué se enojaba tanto con él si intentaba ayudar en todo momento.
Juanita se quejaba, pero nunca le decía a Juancito que lo que ella quería, era que el también cargara el globo. Juancito no entendía por qué se quejaba Juanita, pero siempre estaba dispuesto a colaborar mas, pero no a tomar el globo, porque creía que es lo que a ella le gustaba, y para él, estaba bien así.
De este modo siguieron un tiempo, hasta que Juanita tomó una decisión. Entonces abrió su mano y soltó el globo. En vez de volar, el globo se fue muy lentamente al piso, hasta que se desinfló.
Juancito no entendía nada, cuando preguntó por qué lo había hecho, la niña le dijo que ya no tenía ganas de sostenerlo. Entonces Juancito le preguntó por qué no le pidió que lo sostenga él.
Juanita no supo qué responderle y ambos se pusieron a llorar.
Dejaron de compartir galletitas, paseos y reuniones. Dejaron un poquito de inocencia. Dejaron de ser niños.

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